lunes, 9 de diciembre de 2013

El Nacimiento

lunes, 2 de diciembre de 2013

NOVENA DE LA GRACIA SAN FRANCISCO JAVIER

Amabilísimo y amantísimo Santo: adoro con vos humildemente a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares dones de gracia que os concedió en vida y por la gloria de que ya gozáis. Os suplico con todo el afecto de mi alma, me consigáis por vuestra poderosa intercesión, la gracia importantísima de vivir y morir santamente. Os pido también me alcancéis la gracia especial que pido en esta novena...(aquí se piden las gracias espirituales y temporales que se desean). Y si lo que pido no conviene a mayor gloria de Dios y bien de mi alma, quiero alcanzar lo que para eso fuere más conveniente. Amén.

domingo, 17 de noviembre de 2013

lunes, 30 de septiembre de 2013

Nada es Difícil para Dios



Para Dios nada es imposible, aunque creas que no hay solución, Dios tiene control y poder sobre toda circunstancia.
Por más grande que sea la montaña, con su poder, se puede mover…
El es Jesús, quien venció en la cruz
fue quien cargo, quien llevó nuestro dolor
Jesús resucitó
y por su sangre, sus heridas nos sanó.

Nada es difícil para Dios
todo es posible al que cree
hoy la montañas por la fe se moverán
por su poder .

lunes, 1 de julio de 2013

NOVENA DE LA GRACIA SAN FRANCISCO JAVIER

Amabilísimo y amantísimo Santo: adoro con vos humildemente a la Divina Majestad y le doy gracias por los singulares dones de gracia que os concedió en vida y por la gloria de que ya gozáis. Os suplico con todo el afecto de mi alma, me consigáis por vuestra poderosa intercesión, la gracia importantísima de vivir y morir santamente. Os pido también me alcancéis la gracia especial que pido en esta novena...(aquí se piden las gracias espirituales y temporales que se desean). Y si lo que pido no conviene a mayor gloria de Dios y bien de mi alma, quiero alcanzar lo que para eso fuere más conveniente. Amén.

sábado, 22 de junio de 2013

SAN FRANCISCO JAVIER

Milagros
Mientras navegaba en el archipiélago de Las Molucas se produjo una gran tormenta, Francisco Javier introdujo el crucifijo en las aguas y éstas se calmaron.

Asombroso
*Cuando entre los oyentes los había de varias lenguas, cada uno lo oía en la suya.

*Un día se celebra un duelo, uno de los contendientes está malherido a punto de morir; Francisco le pregunta si está dispuesto a perdonar a su adversario y le responde que no. Nuevamente le pregunta: "Y no perdonarías si Dios te conserva la vida?". El moribundo dice que sí. "Pues, vivirás" dice Francisco. Y el milagro se produce.


domingo, 12 de mayo de 2013

FRANCISCO JAVIER: UN SANTO QUE DEJÓ HUELLA


 Pequeño documental que describe la vida de S.Francisco Javier(1506-1552) y la huella viva y palpitante que hoy queda de él en los países de Europa, Africa y Asia que recorrió en su peregrinar

lunes, 22 de abril de 2013

domingo, 24 de marzo de 2013

Semana Santa Sevilla 2013. Procesión de Nuestro Padre Jesús de la Caridad en su Tercera Caida. Cuaresma y Misterio de Pinomontano 2013



  



EL Misterio del Puente Cedrón SE QUEDO ESTE AÑO EN CASA. TU MI SEÑOR SIGUE CRUZANDO MI CORAZON, POR QUE TUYO ES.

lunes, 25 de febrero de 2013

domingo, 24 de febrero de 2013

domingo, 10 de febrero de 2013

lunes, 7 de enero de 2013

Examen de conciencia


Aunque hiciéramos el examen de conciencia junto con otras personas, conviene no perder de vista el carácter esencialmente personal del pecado, de la conversión y del perdón. Cada uno es el responsable de lo que hace en el ejercicio de su libertad, para bien o para mal, y en su conciencia se da cuenta. El amor o el desamor a Dios es algo nuestro, muy nuestro. Tenlo en cuenta porque se te puede ocurrir diluir tu responsabilidad pensando que eso «lo hace todo el mundo», y el hecho de que otras personas actúen mal no exime a cada uno de su responsabilidad.
Se trata de que reconozcas tus errores y le pidas perdón Dios, porque el sacerdote le dice a cada uno en nombre de Cristo: «Yo te absuelvo de tus pecados.» Dios otorga el perdón de los pecados cuando se dan las condiciones necesarias. Sin embargo, según tus disposiciones personales de arrepentimiento y propósito de la enmienda recibirás -aparte del perdón- una mayor o menor gracia. Por eso, esfuérzate en hacer bien tu examen de conciencia, considera el amor de Dios hacia ti, el horror que supone cada pecado -también los veniales- y pídele perdón por cada uno de ellos.
Sé sincero contigo mismo y con Dios. Aunque te pese haberlo hecho o haberlo omitido, eso ha sido tuyo, fruto de tu libertad. Y aunque te pueda costar, sácalo a la luz de tu interior y, después, muéstralo al sacerdote, como dijo el Señor a un leproso (Lc 17,14). Si lo reconoces, no importa lo que haya sido ni su gravedad, pues «aunque vuestros pecados sean rojos como la grana, se volverán blancos como la lana» (Is 1,18).
Es malo cometer el pecado, pero es peor que se pudra en el interior, imaginando que «no ha pasado nada» y que con el tiempo desaparecerá. Así tampoco desaparecen las heridas, que, si se ocultan, acaban mucho peor y duelen más.
Dios nos conoce muy bien y sabe lo que nos puede dar la salud espiritual (en latín la palabra salus significa tanto la salud como la salvación) y nos ha dado el remedio para curarnos y ser felices.
Ten confianza hijo, ten confianza hija, vuelve a decirnos el Señor como dijo a los que a Él se acercaban para ser curados (Mt 9,22). Lo que ahora importa es que te pongas de rodillas delante de Dios, reconozcas tus errores y le pidas perdón. Si te confiesas pecador, Él no te condena, te perdona, y podrás saborear lo que decía el salmista: «Gustad y ved qué bueno es el Señor» (Salmo 34,9).
Es necesario este acto de humildad, de sinceridad interior y de ponerte de rodillas ante el ministro de Dios. No olvides que nunca está tan alto el hombre como cuando está de rodillas ante su Dios.
Pero antes de hacer el examen, te diré una última advertencia a través de esta anécdota: Queriendo una niña hacer el examen de conciencia para la confesión, tomó en sus manos un libro de piedad donde venía un guión y todos los pecados que encontró en el libro los escribió en una hoja de papel. Fue al confesor y se los leyó todos, sin entenderlos siquiera. El confesor, se dio cuenta y, sonriendo, le dijo: «Pero, ¿todos esos pecados los has cometido tú?» Ella asombrada contestó: «¡No!, yo no los he cometido, los he encontrado en el libro.»
Te lo digo porque no se trata de decir muchas o pocas cosas al confesor, sino aquellos pecados que hemos hecho realmente, y que nos pesa haber cometido. Adelante, pues, con el examen.

YO PIDO PERDÓN POR QUE MIS NERVIOS ME HACEN PERDER LA RAZÓN. MUCHAS VECES DEBERÍA TRAGAR SALIVA Y PERDONAR ANTES DE ACTUAL, POR MUCHO QUE ME HAGAN DAÑO.