viernes, 11 de abril de 2008

Jesús, yo confío en Tí
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?

Cuando hayas hecho todo lo que esté en tus manos para tratar de solucionarlos, déjame el resto a Mí.

Si te abandonas en Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.

No te desesperes, no me dirijas una oración agitada como si quisieras exigirme el cumplimiento de tu deseo. Cierra los ojos del alma y dime con calma:

Jesús, yo confío en Tí.

Evita las preocupaciones y angustias, y los pensamientos sobre lo que pueda suceder después.

No estropees mi planes queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad.

Abandónate confiadamente en Mí. Reposa en Mí y deja en mis manos tu futuro.

Dime frecuentemente:

Jesús, yo confío en Tí.

Y no seas como el paciente que le pide al médico que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo.

Déjate llevar en mis manos.

No tengas miedo…

Yo te amo.

Si crees que las cosas empeoraron, o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.